sábado, 24 de mayo de 2008

Manifiesto V Festival Mundial de Poesia Tachira

Únicamente donde haya palabra habrá mundo. Así lo ha querido el ser de cada cosa que hace por nombrarse lo imposible. Así lo ha entendido el hombre, cuando fue dios, cuando otra vez se volvió hombre, y así lo queremos nosotros ahora. Y todo para que siga el juego simplemente, de poeta en poeta, de horizonte en horizonte, de dios a dios y de nombre en nombre, lo repetimos hoy. Únicamente donde el decir tenga acústica de decires, donde sea bienvenida la voz fundacional, habrá mujeres con su mundo entre la idea, con su mundo entre las uñas, y en la inagotable gana de existir. Hombres y mujeres que para la palabra son ninguno, quiero decir, que una misma cosa que pronuncia y que cultiva en la tierra su sombra y su vestido, eso son. Juntos, por gracia de palabras han de ofrecer abrigo y comida, han de compartir el hambre al comer. Desnudos con la misma ausencia. El juego, sí, de existir apenas, de rebelarse en suma contra su propia estupidez.
Únicamente eso falta para que sobre en la palabra razones de volverse a su vocal.
Y se da en forma de diálogo, se nos presenta dialogando este prodigio. Nació naciéndose, inventándose este don nuestro que pudiera ser un mal. En todo caso es nuestro el bien más peligroso. Siempre ha sido así y verdad es que nunca como ahora la poesía debe hacer al hombre y no al revés. Se nos ha dado la licencia urgente de fundar y hemos de gobernarnos con la fuerza del primer soplo del aire, del soplo de aire ése que en la madrugada del Génesis comenzó a erigir la luz.
Únicamente donde haya esperanza habrá palabra para transformar el mundo. Esto no es nada nuevo, pero coño hay que decirle de nuevo. Y por eso de obrero en obrero, de indio en indio, de negro en negro, nos hemos heredado la brisa que corre en la venas del caballo que estira en su terca misión el horizonte alambrado que tiene preso al hombre que una vez fue dios y que después se volvió dueño de otros hombres tristemente. Ustedes saben más que yo, pero yo sé lo que les digo.

De lo que se trata, no es sencillo. Es el momento, siempre lo es, siempre es el momento exacto para refundar las patrias todas, los cromosomas uno a uno, si fuese necesario tanta brega. Es el momento ¿y si no cuándo?
Ha estado bueno de vivir alquilando palabras, esas que no dicen que nos tienen sin decir y habitando sombras ajenas. No estamos a tiempo para discutir si la poesía es fusil en buenas manos, o simplemente rumor que rima a contravía. Estamos viviendo la última eternidad de la historia, y hay muy poco mundo para tanto, o bien esto que sobra no queremos. Hagamos de este instante el superhombre… o sucumbamos como otros quieren.
Digo que si el hombre no ha muerto merece morir antes que seguir acaeciendo sin esperanza, antes de suceder en lo inmutable.
Yo quiero decir para que así sea, que es verdad que está naciendo una lágrima en la estatua de los muertos y que esa lágrima te alude demasiado. En la palabra de ustedes compañeros y en el vigor de otras voces que hoy prefieren el discreto asiento espectador. Y en el más allá de nuestro anhelo. Con más estatura que el desprecio, en los campos, las ciudades, en la tierra invisible. Aquí mismo. Está naciendo a cada rato y por montones un ser nuevo… que hoy nos mira con nostalgia o con disgusto.

Es nuestro hermano, el poema, nuestro hermano, no Caín. Ha empezado a hablar el idioma del futuro y de las aves.


Bienvenidos armónicos arcanos!

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